8.05.2010

Nahui Ollin Téotl (Segunda y Última Parte)

En Blanco: Lo Indispensable; Rojo: Lo Necesario; 




Azul: Lo Deseable; Negro: Lo Excelente; 
Amarillo: El Equilibrio o Cruce (X) de los Cuatro Rumbos.
Respeto el código ancestral de colores. Su combinatoria
es un ejercicio de enorme riqueza intelectual...
Matt Torresolis


En mi Seminario INDEXMR, muestro que una vez que la estructura es sólida y que todo lo necesario está en su sitio correcto, es justo el tiempo en que descubrimos que el mundo de los hechos se transforma en el anchuroso universo de las posibilidades, porque para este momento ya hemos logrado armonizar las dos tendencias – aparentemente antagónicas -, que distraen a las personas u organizaciones de su capacidad para realizar sus objetivos más elevados y vivir un sentido de autorrealización. Es decir, aquí deja de existir la tradicional pugna entre la estructura fundamental de todas las partes agregadas que conforman al individuo o la empresa (Lo Indispensable, Lo Que Soy), y el proceso de actuación de todas esas partes constitutivas que se expresan coordinadamente en la vida diaria a través de aquello que se produce (Lo Necesario, Lo Que Hago).

Por ello nos ocupamos en seguida de Lo Deseable, aquello noble y digno de ser objeto de nuestros deseos, es decir de aquello que siendo tan bueno nos resulta valioso de lograr, obtener o comprender; lo que sabemos que es altamente recomendable. Cuando penetramos en el rumbo de lo Deseable, entramos a tomar posesión de mayores niveles de libertad personal u organizacional. El arribar a Lo Deseable implica que estamos preparados para celebrar compromisos voluntarios para dirigirnos a lo que verdaderamente aspiramos, cumplirlo y darle seguimiento. Experimentar niveles más altos de desarrollo.

Aunque este ámbito significa tan sólo el 13% del total, es como la entrada angosta a un nivel donde la mediocridad que pulula en la vida diaria ya no tiene acceso. Comprometerse implica poner en acción las fuerzas del universo para que avalen nuestro compromiso y vengan en nuestro apoyo. Es algo casi milagroso que todo emprendedor experimenta cuando toma la decisión de actuar.

El 9% restante para completar el círculo evolutivo recibe el nombre de Lo Excelente. Es el sendero de la libertad personal, del reencuentro con los demás a través del Diálogo y del hacerse cargo de la responsabilidad por crear nuevas posibilidades, es un muy estrecho camino que aparta a los cándidos de los guerreros. Lo Excelente pues, es el ámbito de lo superior, lo meritorio, lo virtuoso, aquello que sobrepasa a lo bueno y que, por lo mismo, le tenemos en muy alta estima. Es lo que provoca el sentido de nuestra vida y nos libera de la ignorancia, la copia y la sujeción a autoridades externas. Por eso es el ámbito en que nos atrevemos a pensar por nosotros mismos; a hacer las cosas de acuerdo al “estilo de la casa” y no al modo en que los gurúes y sus mejores prácticas aconsejan hacer a todo el mundo. Es claro que aquí tratamos con la dimensión de las ideas y la forma en que dichas ideas se enriquecen mediante el diálogo creador. Aquí nos ocupamos de gestionar las ideas para transformar nuestra realidad, pero como un reflejo natural de nuestra propia transformación interna. En este rumbo se fluye con el significado de las palabras / pensamiento para arribar a lo que antes no existía: la innovación, lo desconocido...

De igual manera, el ámbito de Lo Excelente es el campo de la conciencia grupal que sin renunciar a la soberana individualidad de sus participantes, optan por posponer sus egos individuales en beneficio de algo superior: la verdad del asunto espinoso que nos ocupa, el sentido de trascendencia. En todo caso, este es el dominio de la sinergia y del respeto a la contribución individual en el seno de los grupos.

Cuando un individuo, grupo, empresa, institución o sociedad camina por estos cuatro senderos o rumbos, descubre de manera natural que su esencia intrínseca ES El Equilibrio; un estado de balance dinámico entre las fuerzas contrarias que nos jalan de uno y otro lado reclamando nuestra atención para parcializar nuestra conciencia. Lograr equilibrio es despertar al estado de balance; descubrir que tenemos un centro y que de dicho centro emana la energía vital que nos hace ser como somos: individuos, grupos o empresas características y que, además, nos permite llegar a ser lo que hemos decidido ser. El Equilibrio es El Centro que integra en la unidad las falsas dualidades en las que nos debatimos como en un sueño y que nomás hacen que nos embrollemos más y más con nuestra confusión de intenciones, pensamientos, emociones y acciones haciéndonos creer que avanzamos cuando en realidad vamos para atrás; es la sinergia que nos brinda un poder real y saludable. Es la capacidad para hacernos dueños de nuestro destino.

Este centro en equilibrio dinámico articula en sí mismo todo tipo de dualidad (estructura-proceso-integración-desintegración, etc.) y se convierte en una avenida por donde fluye la energía de la organización para canalizar el cambio en su provecho, en vez de sufrir los embates del mismo. Diríamos que el ámbito de El Equilibrio faculta a una empresa el ser la expresión ordenada del Cambio, del Movimiento.

De forma muy apretada esta es una parte – sólo una mínima parte – del sistema de razonamiento Nahui Ollin Téotl o Esencia del Movimiento Cuatro que, por fortuna, recibí como invaluable regalo cultural y que ahora me honro en compartir con Usted. Cumplí mi misión de hablar en estas páginas de Tinta Electrónica en Lenguaje Humano y conforme a la disciplina de la Comunicación Comprometida. Si desea proseguir el diálogo siempre estaré disponible.